La fenomenología aspira al
conocimiento estricto de los fenómenos. Esta última palabra puede inducir a
error pues con frecuencia la utilizamos para referirnos a las apariencias
sensibles de las cosas, apariencias que no coinciden con la supuesta realidad que
debajo de ellas se encuentra. La fenomenología no entiende así los fenómenos,
pues para esta corriente filosófica los fenómenos son, simplemente, las
cosas tal y como se muestran, tal y como se ofrecen a la conciencia.
El lema de este movimiento
es el plegarse a las cosas mismas, el ser fiel a lo que realmente se
experimenta, de ahí que propugne la intuición como instrumento fundamental
de conocimiento. La intuición es la experiencia cognoscitiva en la cual el
objeto conocido se nos hace presente, se nos muestra “en persona”, experiencia
opuesta al mentar o referirse a un objeto con el pensamiento meramente
conceptual. A diferencia de las corrientes empiristas, la fenomenología no
limita la intuición al mundo perceptual sino que acepta varias formas de darse
las cosas, varias formas de intuición: cada objetividad se muestra de distinto
modo a la conciencia, en función de su propio ser o esencia: las cosas físicas
se hacen presentes a nuestra conciencia de otro modo que los objetos
matemáticos, las leyes lógicas, los valores estéticos, los valores éticos, o
las propias vivencias. La virtud del buen fenomenólogo es su perfección en el
mirar, el saber disponer adecuadamente su espíritu para captar cada tipo de
realidad en lo que tiene de propia.
Junto con esta tesis, es
común al movimiento fenomenológico la idea de que en el mundo hay hechos, pero
también esencias. Los hechos son las realidades
contingentes, las esencias las realidades necesarias; la tarea de la
fenomenología es descubrir y describir las esencias y relaciones esenciales
existentes en la realidad, y ello en cada uno de los ámbitos de interés del
filósofo (mundo ético, estético, religioso, lógico, antropológico,
psicológico,...). Cuando el fenomenólogo describe lo que ve no se preocupa por
el aspecto concreto de lo que ve, intenta captar lo esencial; así, si se
preocupa por estudiar la voluntad, no intenta describir los aspectos concretos
presentes en un acto voluntario real sino la esencia de la voluntad y sus
relaciones esenciales con otros aspectos de la subjetividad como el
conocimiento o la libertad. La fenomenología considera que además de la
intuición empírica o percepción existe la intuición de las esencias o formas
universales de las cosas. La intuición en la que se hace presente lo universal
recibe el nombre de intuición eidética.